Las políticas de los hospitales y los centros de Salud son estrictas. Sobre todo cuando uno llega al area de Cuidados Intensivos, en la cual uno debe cubrir la gran mayoría de medios de contacto. Una vez adentro, tenemos una serie de reglas a apegarnos, con el fin de no afectar a nuestro paciente con alguna infección adicional a su padecimiento actual.
Este tema ha sido la razón de un desarrollo tremendo en normativas, debates y estudios. Expertos internacionalmente han presentado los hallazgos más insólitos sobre cómo los pacientes adquieren infecciones en los hospitales y Centro de Salud. Y aunque vayas todas las veces a lavarte las manos con tu familiar, y la enfermera o usuario haga su limpieza correctamente, existe un medio el cual podría ser el punto débil de muchos Centros de Salud: la correcta desinfección del equipo médico.
Muchos hospitales rocían el químico que utilizan en sus quirófanos o el limpiador de su elección para desinfectar sus pisos. No toman en cuenta que el equipo que están limpiando no es un material inerte, sino compuestos potencialmente conductivos y partes expuestas a la electricidad. Muchas veces sin darse cuenta el personal de limpieza genera riesgos de descarga, incendio y/ó explosión.
También hay usuarios que optan por simplemente no esterilizar sus equipos, dado que visiblemente no se ven sucios. La mayoría de estos equipos no están en directo contacto con el paciente (más que sus accesorios), sin embargo la acumulación de microbios en los equipos puede provocar cultivos, fallas electromecánicas y descargas inoportunas a usuarios, médicos, tratantes e incluso pacientes.
Solo porque su equipo visiblemente se ve libre de suciedad, no significa que este limpio por dentro. En una gran cantidad de ocasiones los equipos guardan suciedad, mugre y restos humanos (sangre, pus, etc.) en rincones que no son accesibles a menos que alguien desensamble el equipo. Peor aún, al abrir el equipo una puede darse cuenta que hay filtros repletos de substancias casi sacadas de una película de horror.
Es por esta razón que para evitar que nuestros equipos se conviertan en literal caldos de cultivo, es necesario al menos una vez al año programar una revisión externa e interna. Con esto reducirá los riesgos de infecciones, disminuirá el riesgo de fallas graves en su equipo y evitará exponer tanto al paciente como a uno mismo a incendios/explosiones prevenibles.
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