Todo equipo médico adquirido es una inversión. Se espera que el equipo desempeñe una función, la cual consiste en asistir al usuario tratante a resolver o diagnosticar alguna enfermedad. Sin embargo, frecuentemente al adquirir equipo médico no hay una noción clara sobre las refacciones que requieren cambio periódico.
Realmente son contadas las empresas que hacen este tipo de comentarios hacia sus usuarios. El proceso normal es que los equipo son entregados y se realizan una serie de capacitaciones sobre su uso, mas no de su mantenimiento y/o refacciones que irá a requerir en el transcurso de su vida. Para bien o para mal, seguimos los pasos de las empresas automotrices.
Al igual que con un automóvil, solo cuando llevamos el carro al servicio o nos ha dejado tirados es el momento en que nos proveen de la información sobre las refacciones. Y es cuando caemos en cuenta de las piezas que tiene uno que cambiar al pasar cierto kilometrajes para evitar daños considerables y reparaciones costosas.
La diferencia entre la industria automotriz y el ramo médico es que lidiamos con vidas. Es por esta razón que se convierte indispensable conocer el tipo de refacciones que requerimos cambiar periódicamente. Cuando un automóvil falla, el vehículo simplemente deja de funcionar. Cuando un ventilador falla, la persona conectada a él entra en paro cardio-respiratorio.
En innumerables ocasiones durante nuestras visitas de servicio hemos visto fallas en motores, mecanismos y circuitos debido a que una refacción no se cambió a tiempo. Un filtro de aire, un protector de agua, un sello, o una válvula son usualmente los detonadores de daños graves en los equipos. El resultado de esto, similar a la industria automotriz, es una reparación exponencialmente más costosa. Y en el caso de nuestro ramo, también puede cobrar la vida de una persona.
Exige a la persona que provee equipos médicos a tu centro de Salud que te proporcione un manual de usuario, así como una lista de consumibles y refacciones que deberás cambiar periódicamente para el correcto funcionamiento de éste. Con esto evitarás reparaciones costosas y protegerás la vida de tus pacientes.
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